LA ESCUELA QUE QUEREMOS

La educación emocional es un proceso pedagógico dirigido a potenciar la esfera afectiva como complemento de las habilidades cognitivas para facilitar un desarrollo integral de la personalidad.

En este sentido, aunque durante estos años venimos trabajando para ofrecer a nuestro alumnado experiencias que fomenten el conocimiento y la gestión emocional, el golpe de realidad que hemos recibido como sociedad a raíz de la crisis sanitaria provocada por la COVID 19 nos ha hecho replantearnos la función preventiva y social que debemos ejercer como escuela, así como la necesidad de concederle a esta faceta del bienestar personal de nuestros niños y niñas la importancia, el tiempo y el espacio que merece.

Por este motivo hemos decidido que, después del confinamiento, es preciso que el CEIP Clara Sánchez abra sus puertas garantizando una vuelta a las aulas desde el corazón. Es por ello que nos planteamos como una cuestión prioritaria concretar en un proyecto global y transversal, en el que participe todo el centro, el tratamiento sistemático de la competencia emocional para promover en nuestros chicos y nuestras chicas todas aquellas capacidades relacionadas con los siguientes ámbitos:

Autoconciencia emocional. Esta habilidad nos permite mirar en nuestro interior para comprender el influjo de los estados afectivos. Implica ser capaces de identificar y nombrar nuestros sentimientos y emociones, entender su origen y la influencia que ejercen en nuestros pensamientos, actitudes y comportamientos.

Autocontrol emocional. La educación emocional no se limita a etiquetar las emociones, sino que desarrolla competencias como la autorregulación. Se refiere a la capacidad para reflexionar sobre nuestros sentimientos y emociones para potenciar las dinámicas afectivas positivas que nos permiten crecer y mantener bajo control aquellas que nos dañan o nos hacen sentir mal.

Automotivación. Es la capacidad para usar las emociones de manera positiva, buscando motivos intrínsecos que nos ayuden a alcanzar nuestras metas. También implica mantener cierto grado de optimismo para hacer frente a los obstáculos y ser capaces de postergar las gratificaciones inmediatas para conseguir resultados más ambiciosos a largo plazo.

Empatía. La empatía es una competencia clave en la educación emocional. Involucra la habilidad para reconocer e interpretar las señales emocionales de otras personas, tanto aquellas verbales como las extraverbales. Así logramos ponernos en su lugar, comprender lo que sienten y establecer un vínculo más estrecho.

Competencias sociales. Las habilidades sociales son fundamentales en los programas de educación emocional porque nos permiten comunicar asertivamente lo que sentimos y pensamos, así como comprender el impacto emocional que pueden tener nuestras palabras, actitudes y comportamientos en los demás.

Por tanto, tomando como referencia las consideraciones anteriores, nos complace inaugurar este espacio-blog en el que compartiremos con nuestra comunidad educativa las distintas actuaciones que llevaremos a cabo con la finalidad de conseguir que avancemos juntos hacia la escuela que queremos, una escuela emocional y emocionante en la que todas las personas puedan aprender y ser felices como mejor garantía para su presente y su futuro.