Desde la etapa de educación infantil la respuesta y aceptación hacia los descansos activos ha sido muy positiva. Los alumnos y las alumnas están muy motivados e incluso son ellos mismos los que nos recuerdan y piden a diario que desarrollemos estas experiencias, ya que a través de distintas acciones corporales, juegos, cuentos motores, cuñas motrices… se divierten aprendiendo mediante el movimiento, expresan sus emociones y están más receptivos para afrontar el resto de actividades.
Por eso, nos proponemos como mínimo 2 descansos activos al día y os mostramos algunos ejemplos que hacemos en nuestro centro:
Los niños/as de 3 años se activan dando vueltas por el aula reproduciendo distintos gestos, posturas y movimientos: andando, dando saltos para adelante simulando ser canguros, a la pata coja como los piratas, retrocediendo para atrás con los pies juntos como si fueran cangrejos… expresando su alegría hacia la actividad.
El alumnado de 4 años disfruta haciendo el “Corro chirimbolo” en el que cantan una canción mientras dan vueltas y van diciendo y repitiendo diferentes consignas: un pie, otro pie, una mano, otra mano, un codo, otro codo, una oreja, otra oreja,… y el moño de la vieja.
Los
alumnos/as de 5 años se divierten realizando el descanso activo de “La alfombra
de baile”, en la que comienzan a bailar y cuando la música para se va quitando
un trozo de colchoneta, y así sucesivamente. Disfrutan mucho viendo cómo tienen
que adaptar sus movimientos a un espacio cada vez más pequeño.